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Thursday, February 3, 2011

La proliferación del uso de teléfonos celulares inteligentes y sus implicaciones en la educación.

¿Han visto como ahora todos los jóvenes caminan cabizbajos, con los brazos encogidos y haciendo movimientos vertiginosos con los dedos?
¿Se han fijado que puede haber un grupo de jóvenes sentados en un bar y ninguno de ellos se habla entre sí, sino que se sientan cabizbajos, con los brazos encogidos y haciendo movimientos  vertiginosos con los dedos?
El significado de lo anterior se resume en tres palabras: teléfonos celulares inteligentes.  La proliferación de estos aparatos ha revolucionado la manera en que los jóvenes se relacionan, y por qué no, la manera en que aprenden.
A través de un celular se pueden hacer un sinnúmero de actividades: enviar y recibir correos electrónicos, acceder a páginas web, editar documentos, ver videos, sostener comunicación instantánea, casi en tiempo real, manejar agendas personales y de trabajo, entre otras.
Las ventajas de estas funcionalidades específicamente en el área de la enseñanza son muchas.  Aquí mencionaré sólo las que considero más relevantes:
·         La información se transmite de manera casi instantánea, por lo que la cantidad de material que puede ser transmitido prácticamente no tiene límites.  Aquí, la generación y construcción de conocimiento tiene un buen espacio de desarrollo y reconversión.
·         La distancia, que una vez fuera un obstáculo para adquirir la cobertura tan deseada en educación, ya no lo es.  Se puede llevar conocimiento casi a cualquier parte del mundo.
·         El estudiante tiene disponibilidad y acceso todo el tiempo de una herramienta de estudio, permitiendo así un manejo de su tiempo más eficiente.
Ahora bien, una vez identificadas las bondades, ¿qué necesitamos y podemos hacer nosotros los educadores para sacarle provecho a estas tecnologías y a la vez conectarnos mejor con aquellos estudiantes a quienes servimos?
La respuesta obligada e inmediata es: albergar el cambio y adaptarnos a él.  Ya los tiempos de cátedras frente a un pizarrón valiéndose de una tiza y un borrador quedaron atrás.  Los educadores necesitamos actualizarnos constantemente, asumir una actitud más abierta hacia el aprendizaje continuo y estar dispuestos a romper paradigmas.  Si me preguntaran cuál sería la principal competencia que debería desarrollar el maestro de hoy ante el avance indetenible de la tecnología, respondería con una sola palabra: Adaptabilidad.  En la medida que los maestros y las autoridades en la educación se adapten a los tiempos en que están viviendo sus alumnos, mejores diseños curriculares se podrán incorporar de manera que el proceso enseñanza – aprendizaje tenga mayores probabilidades de éxito.  Por ejemplo, lejos de utilizar recursos meramente impresos como libros, revistas, etc.. para material bibliográfico y de apoyo para una asignatura o curso determinado, el desarrollo de la tecnología digital, el internet y el acceso a él a través de teléfonos móviles permite la incorporación de otros recursos, como videos, hipertextos, textos interactivos, redes sociales, etc…los cuales no sólo multiplican exponencialmente las posibilidades de aprendizaje, sino que están más acorde con la manera en que los jóvenes ven el mundo hoy.
Por otro lado, no podemos perder de vista que todos estos esfuerzos necesitan asumir una postura respecto de la manera en que se llevan a cabo los procesos de enseñanza – aprendizaje y en que se crea el conocimiento.
Opinamos que el aprendizaje a distancia mediado por tecnología encuentra un mejor espacio en el constructivismo social y a seguidas pasamos a explicar el por qué de esta opinión.
·         Las herramientas tecnológicas como las computadoras o los teléfonos celulares inteligentes facilitan la interacción entre individuos desde diversos ángulos, lo que le imprime una connotación sociocultural al proceso de enseñanza – aprendizaje.
·         La accesibilidad permanente a contenidos y a información, y la flexibilidad con que se puede acceder a ellos supone un aprendiz más independiente y autónomo, toda vez que tiene el poder de controlar los tiempos en que realiza su proceso de aprendizaje aun cuando haya fechas de eventos trascendentales ya predeterminadas.
Por último, es interesante comentar la incidencia que ha tenido el desarrollo de las tecnologías de información y comunicación (TIC’s) en la lengua escrita.  Soy un firme defensor de que el lenguaje, oral o escrito, sirve primariamente para la comunicación.  En ese sentido, una visión descontextualizada del idioma, es decir, como un conjunto de símbolos arbitrarios que no tienen relación con el contexto en el que se utilizan, tiene poca cabida en el mundo tecnológico y globalizado actual. ¿Por qué? Un sencillo ejemplo ilustra mi posición.
La comunicación por chat a través de celulares ha creado lo que yo llamo un “nuevo idioma” en el cual se crean palabras inexistentes o se sustituyen palabras por íconos o representaciones gráficas. Así, por ejemplo, vemos que la letra “k”, es en realidad la palabra “que”, o que para expresar alegría o satisfacción respecto de un comentario del emisor, el receptor reacciona con una combinación de caracteres que simulan una sonrisa, como la siguiente :), o utiliza un ícono gráfico predeterminado como este: J Esto sucede porque la razón de ser, la naturaleza de una comunicación cuasi sincrónica a través del chat de un celular inteligente es la respuesta rápida.  Los íconos evitan escribir la oración completa de “Me siento alegre por lo que me dices”, y la “k” evita escribir la palabra completa de “que”.  Es en ese sentido, los detractores de estas prácticas no deberían temer la desaparición de la lengua escrita. Ciertamente, el estudiante que necesite redactar un ensayo académico no utilizará palabras inexistentes ni recurrirá a íconos graficas para ahorrar espacio y tiempo.  La lengua es una práctica situada, subordinada al contexto en el que se desarrolla y a los objetivos comunicacionales que se persigan en dicho contexto.  Toda vez que se quieran estudiar estos fenómenos, se debería partir de las comunidades y redes sociales como unidades de análisis.  Esto así, porque son ellas, las que eventualmente dictaminarán el curso y la evolución que tomará el lenguaje, en sus diferentes formas y expresiones, y atendiendo a necesidades comunicacionales que van en constante cambio.
Este no es un artículo académico.  Sin embargo, me permito incluir aquí las lecturas que han contribuido a moldear las posiciones que aquí expreso y que fundamentan algunas de mis afirmaciones.
Alanís González, M. (2010). Gestión de la introducción de la innovación tecnológica en educación. En V. Burgos Aguilar, & A. Lozano Rodríguez, Tecnología educativa y redes de aprendizaje de colaboración (págs. 37-48). México: Trillas.
Fernández-Cárdenas, J. M. (2009a). Las tecnologías de la información y la comunicación desde la perspectiva de la psicología de la educación. (J. Arévalo Zamudio, & G. Rodríguez Blanco, Edits.) México, Distrito Federal, México: Secretaría de Educación Pública/Dirección General de Materiales Educativos.
Fernández-Cárdenas, J. M. (2009b). Aprendiendo a escribir juntos: Multimodalidad, conocimiento y discurso. Monterrey: Comité Regional Norte de Cooperación con la UNESCO / Universidad Autónoma de Nuevo León.

Espero hayan disfrutado esta sencilla exposición de ideas.
Nos vemos en la próxima.

Bienvenida y un poco de mí

Hola!
Bienvenidos a mi blog personal.
Soy Angel Mirabal, de Santo Domingo. Licenciado en Mercadotecnia. Tengo un Máster en Gestión Universitaria. Tengo 40 años. Por muchos años fui profesor de inglés como segundo idioma y coordinador de evaluaciones del Instituto Cultural Domínico-Americano. Actualmente coordino el departamento de gestión de calidad e imparto la asignatura de Metodología de la Investigación en la universidad del mismo instituto. Me fascina la tecnología, soy de los llamados inmigrantes tecnológicos, ya que no crecí con la tecnología, como la generación actual, pero entiendo que para conectarnos mejor con los estudiantes a quienes servimos, necesitamos entender mejor su mundo y su entorno. Actualmente estoy tomando entrenamientos para el desarrollo de cursos virtuales en la plataforma moodle, auspiciado por mi universidad. Mis grandes aficiones son el cine y el teatro. Allá, en mis años mozos, cuando era feliz e indocumentado, estudié teatro y dirigí un pequeño grupo de teatro escolar. Luego, un poquito más crecido, trabajé en el mundo de la producción de cine y TV por unos cuantos años.
Los invito a seguir mi blog para que podamos compartir ideas, puntos de vista, conocimientos y sentires acerca de la educación, la tecnología, y por qué no, el teatro y el cine también